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Hace unas horas una alpinista española abandonó sana y salva una cueva de bajo de la tierra en la que permaneció sola por más de 500 días como parte de un experimento.
De acuerdo con el diario español El País, con gafas de sol y sonriente, Beatriz Flamini, una deportista de élite española, abandonó la cueva de Motril (Granada), a 70 metros bajo tierra, en la que estuvo viviendo, aunque no de forma ininterrumpida como pretendía, desde que entró en ella el 21 de noviembre de 2021.
La madrileña de 49 años entró en la cueva el 21 de noviembre de 2021, tras un como enigmático anunció en Instagram un par de días antes, y salió este 14 de abril, lo que suma 509 días, es decir, un año, cuatro meses y 22 días. Aunque fuentes de su equipo han admitido que interrumpió su experiencia por un problema de ruidos durante ocho días.
El objetivo de la española, quien se define a sí misma como “alpinista, deportista de élite y escaladora”, era permanecer en una cueva sola, en aislamiento, sin referencias de tiempo, sin noticias y sin contacto con el exterior durante alrededor de 500 días. La mujer fue asistida por una psicóloga y fue sometida a un chequeo médico antes de hablar con la prensa.
De acuerdo con el diario español, las condiciones de su aventura la obligaban a no saber nada del exterior, pero sí contaba con un ordenador y un router que le han permitido enviar textos y videomensajes y, a la vez, servían a quienes la supervisaban para conocer el estado puntual de la aventurera y sus necesidades.
Sin embargo, su equipo puntualizó que la tecnología de la que disponía en la cueva estaba capada y preparada exclusivamente para que ella enviara mensajes y nada más. Además, añaden, Flamini no ha tenido reloj o cualquier otro dispositivo que le permitiera tener ninguna referencia temporal.
El objetivo de esta aventura ha sido sobrevivir en lo que Beatriz Flamini denomina “autosuficiencia” y, también, grabar un documental.
Suspendió su experimento por una semana
Aunque la deportista española pasó 509 días aislada dentro de la cueva, ella y su equipo reconocieron que después de los 300 días Flamini se vio obligada a interrumpir su experimento por alrededor de una semana.
Fuentes de su equipo admitieron a El País que Beatriz abandonó brevemente su reclusión porque sentía, explican fuentes cercanas, “el ruido del router en su cerebro”, por lo que pasó seis días acampada junto a la entrada de la cueva y, según las mismas fuentes, solo tuvo contacto con una persona, que entró a revisar el aparato.
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