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Jamie McCarthy / Getty Images
Alan Tacher y su madre Mirella Feingol tuvieron una emotiva entrevista desde México como parte del festejo del mes de las madres de ‘Despierta América’ y recordaron muchos momentos felices de la niñez del conductor y además contó que cuando nació una enfermera casi le entrega el bebé de otra mamá.
“Cuando tú naces, pues llega una señorita, la enfermera, con un envoltorio y lo abrimos y demás… y sacan a otro niño”, contó y aunque en un primer momento la enfermera le dijo que sí era el suyo, cuando revisó bien se dio cuenta que tenía otro número de cuarto.
“Te cambiaron al chamaco, o sea podrías haber tenido otro hijo y yo quién sabe en qué casa estaría ahora y yo hablando tan bonito de ti y ya me ibas a dejar ahí abandonado”, le comentó en tono de broma el presentador a su madre, después de que contó esta curiosa anécdota.
Doña Mirella también habló de las travesuras que hacía Alan Tacher cuando era niño y que le costaba mucho trabajo poner atención en la escuela y reveló que la única cicatriz que tiene fue por culpa de él en un fallido lanzamiento de la “chancla voladora”.
“Te avente una chancla de felpa que tenía porque en ese momento te sentí insoportable, dije ‘ya cállate’, porque de que hablaba, hablaba todo el tiempo, ni quién lo callaba. Entonces la aventé, quise caminar, pero como ya no traía el soporte, me caí de rodillas”, mencionó.
El conductor también recordó lo más arriesgado que ha hecho, que fue que una vez que se subió a un edificio de 20 pisos a aventar globos con agua. Y recordó que su mamá lloraba, mientras que su papá se molestó mucho.
Alan Tacher también le mostró su admiración por haberlo sacado adelante, junto a sus dos hermanos, tras la separación de su padre y le agradeció mucho, por enfocarse completamente en ellos. Además, le ofreció una disculpa por no haberla apoyado más en ese momento de sus vidas, porque le tocó enfrentarlo sola.
“Siempre estás ahí al pendiente y siempre haces tú el esfuerzo para estar con nosotros”, le comentó el presentador, con la voz entrecortada, reconociéndole que aún ahora sigue haciendo mucho por ellos.
Alan Tacher no contuvo las lágrimas al recordar que doña Mirella no era la madre que tenía más demostraciones de afecto con abrazos y besos, pero que desde que nació su nieta Michelle, la ha visto “más cariñosa que nunca” y eso le da mucho gusto.
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