Cuando Juan Carlos González y su esposa regresaban a su casa en Santa Clarita, California, después de celebrar el Domingo de Pascua, nunca imaginaron la escena que los aguardaba en su propio hogar al encontrar que el segundo de sus tres hijos, Ale de 19 años, se acababa de quitar la vida.
“Había una escena caótica con los servicios de emergencia, bomberos, ambulancias y patrullas de policía alrededor de la casa. Era como si estuviera flotando y viendo una película terrible. Desgraciadamente éramos los protagonistas. Fue una pesadilla. Pareciera que era irreal, que no era verdad”.
El suicidio de Ale no es un hecho aislado. De acuerdo a la National Alliance on Mental Illness, el suicidio es la segunda causa principal de muerte entre las personas de 15 a 24 años en Estados Unidos; y cada vez lo vemos más cerca, en nuestros hogares y en las familias de nuestros amigos y conocidos. El cierre de escuelas y el aislamiento durante la pandemia han contribuido al aumento de los problemas de salud mental entre los adolescentes y jóvenes.
Ale terminó con su vida el 8 de abril de 2012. Tres años después, Juan Carlos, quien ha trabajado para la radio y televisión por 34 años, casi 11 años para Univisión, decidió escribir el libro al que título ¿Por qué lo hiciste hijo?
En entrevista con La Opinión, Juan Carlos habló de la experiencia más dolorosa de su vida, la pérdida de su hijo Ale.
“Mi vida familiar era bastante buena. Creía que teníamos una familia normal, con altibajos, más altos que bajos. Cuando llegaban a visitarnos, nos decía qué bonito ambiente se respira en este hogar”.
Pero desgraciadamente el Domingo de Pascuas de 2012, al regresar de pasar el día con unos amigos, se encontraron con que Ale, dice Juan Carlos, decidió salir por la puerta falsa.
“Poco tiempo antes nos dimos cuenta que había comenzado con drogas. Nos habían llamado de la escuela, quizá un año antes, para decirnos que lo habían suspendido porque le encontraron una cosa para fumar marihuana”.
En los últimos meses antes de su muerte, Juan Carlos dice que vieron un cambio muy drástico en el físico de su hijo cuando empezó a bajar de peso. 8 meses atrás, había fallecido el abuelo materno, y es cuando estiman que Ale recurrió a usar drogas más fuertes que la marihuana, algo de lo que se dieron cuenta después de su muerte.
“El detective de la policía nos confirmó que había sido un suicidio y que la autopsia había detectado que estaba usando drogas. ¿Quieres saber qué drogas estaba utilizando? me preguntó. La verdad no, le dije, ya no sirve de nada”.
Juan Carlos dice que al momento que llegaron a su casa, y descubrieron que su hijo había tomado su vida en sus manos, su cabeza se volvió un torbellino de pensamientos horribles.
“La gran interrogante era ‘por qué lo hiciste hijo’, y de ahí el nombre del libro; y también te viene el sentimiento de culpa y de preguntarse si pudiste haber hecho algo más”.
Dice que él trató de hacer algo más. “Una semana antes de que muriera, le dije a mi hijo, necesitamos ir a terapia como familia. ‘Yo no necesito nada, yo estoy bien’. Nunca lo aceptó”.
¿Por qué escribir el libro ahora?
“Me decidí en 2015, tres años después. Traía la idea, pero no me decidía. Estaba con qué sí o no, pero dije si le preguntara a Ale, si me dejaría que escribiera un libro para ayudar a otros muchachos, él inmediatamente me habría dicho ‘adelante papi’, como él me llamaba”.
Juan Carlos cuenta que escribir el libro le costó mucho trabajo porque fue volver a vivirlo todo.
“Así que paraba y suspendía, si quiero, no quiero, pero entonces veo que aumentan los niveles de suicidio y drogadicción en Estados Unidos, en México y en el mundo, y digo es necesario escribirlo, que alguien hable de esto, y claro que te da vergüenza, sobre todo porque yo soy una persona cuyo único vicio es trabajar y mi familia”.
Pero Juan Carlos, dejó a un lado la vergüenza y los tabúes, y se puso manos a la obra.
“Este libro puede ayudar de alguna manera a salvar vidas, alertando a quienes pasan por una situación similar”.
¿Cuáles son las señales para detectar si un hijo está en riesgo?
“Lo más importante es que los padres dejemos el teléfono, las redes sociales y nos enfoquemos en nuestros hijos. Que les digamos te quiero, te amo, eres lo más importante para mi. Yo se lo decía a mi hijo y pasó esto”, dice con la voz entrecortada por los recuerdos.
Y recalca diciendo: “cuántas veces vemos a los padres metidos en los teléfonos, sin ponerle atención a sus hijos. Hay que retomar las bases de la humanidad, tenemos que hablar. Es difícil la comunicación con los jóvenes, y si encima no tratamos de comunicarnos y hablar con ellos”.
¿En qué forma alteran las drogas a los muchachos?
“Mi hijo empezó a salir mucho, pero siempre fue muy respetuoso; y un día me dijo, papi si te llego a decir algo feo, no me hagas caso, no soy yo.”
¿Cómo podemos los padres ayudar a los hijos a que digan no a las drogas?
“Hablarles abiertamente de los peligros, y que tengan confianza en nosotros. Y otra cosa, dejarlos hablar a ellos, escucharlos, a veces empiezan a hablar y los interrumpimos para regañarlos, ‘te dije esto y esto’. Si hacemos eso se van a bloquear y no van a querer hablar. Hay que escucharlos, y si uno ve alguna señal, hay muchas agencias, iglesias y líneas de prevención de suicidio para buscar ayuda. Lo que no debemos hacer es quedarnos con los brazos cruzados”.
En ocasiones, reconoció que es muy difícil que los hijos acepten ayuda.
“A veces no podemos obligarlos a ir a terapia, pero simplemente que por nosotros no quede. Y que nos quedemos con el sentimiento de que hicimos todo lo posible, me comunique, le busqué ayuda, hice lo que estuvo dentro de mis posibilidades para ayudarlo”.
¿Por qué crees que la pandemia ha disparado los suicidios y los problemas de salud mental entre los jóvenes?
“Yo creo que ya estaban ahí. Simplemente se magnificaron con el aislamiento, que ya existían entre los muchachos que se van a encerrar a su cuarto, y como en este aparatito (el teléfono celular) tienen a todo el mundo ahí, no necesitan nada más, pero los seres humanos, necesitamos comunicarnos”.
Y enfatizó que no se trata de cantidad ni calidad.
“Mi mamá trabajaba muchas horas como costurera. Éramos solo ella y yo. Ella siempre tenía tiempo para mí. No había excusas de que llegamos cansados. Siempre habrá 5, 10 minutos, y cuando sus hijos les hablen, apaguen la televisión, dejen a un lado el teléfono y pregúnteles cómo te fue. Con comunicación, creo que vamos a tener una mejor sociedad”.
Juan Carlos hizo un llamado a la comunidad latina a no esperarse a vivir lo que él ha pasado, porque dice él hubiera no existe solo tenemos hoy.
“Duele mucho perder a un hijo. Yo daría cualquier cosa con tal de abrazarlo, con tal de tenerlo, que me dijera papi y viniera a darme un abrazo y un beso. Teníamos una relación muy bonita. Lamentablemente se atravesaron las drogas”, dice luchando por contener las emociones.
¿Por qué lo hiciste hijo? está en venta en Amazon desde julio en versión impresa y online. Próximamente, dijo Juan Carlos, va a salir la edición en inglés para que lo puedan leer los jóvenes de las secundarias.