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Fuentes militares de Estados Unidos parecen retractarse respecto a un reciente ataque con misiles realizado en Siria que tenía como objetivo una figura influyente de Al Qaeda, pues al parecer el blanco impactado no fue el terrorista, sino un padre de familia.
Así lo reveló The Washington Post al señalar que, luego de entrevistas concedidas por los familiares de la víctima, se determinó que se trataba de Lotfi Hassan Misto, de 56 años, quien vivía tranquilamente en esta localidad del noroeste de Siria.
“Ya no estamos seguros de haber matado a un alto funcionario de Al Qaeda”, reconoció un funcionario de Defensa. Otro oficial, que también habló con el diario a condición de anonimato, ofreció una versión diferente. “Si bien creemos que el ataque no mató al objetivo original, creemos que es una persona de Al Qaeda”, dijo.
Sin embargo, el hermano de Hassan, uno de sus 10 hijos y otras seis personas que lo conocían, lo describieron como un hombre amable y trabajador cuya vida transcurrió en la pobreza.
Al respecto, el portavoz del Comando Central de Estados Unidos (Centcom), Michael Lawhorn, dijo que los militares están al tanto de los informes sobre una víctima civil y continúan evaluando el resultado del ataque.
“Centcom toma en serio todas esas acusaciones y está investigando para determinar si la acción puede haber resultado involuntariamente en daños a los civiles”, dijo Lawhorn.
La operación fue supervisada por dicho Comando, el cual afirmó, horas después del ataque y sin citar pruebas ni nombrar a un sospechoso, que mediante aviones no tripulados Predator habían impactado a un “líder de alto rango de Al Qaeda”.
Pero ahora hay dudas dentro del Pentágono sobre quién fue asesinado. En las semanas posteriores al ataque, según reveló The Post, los oficiales militares estadounidenses se han negado a identificar públicamente quién era su objetivo, cómo ocurrió el aparente error, y si un líder terrorista legítimo escapó.
Por lo general, el Pentágono ampliará tales investigaciones si surge suficiente evidencia creíble de daño civil.
El año pasado, ante las acusaciones de que el ejército había encubierto casos anteriores de ataques aéreos errantes que mataron a personas inocentes, la administración de Biden prometió tomar medidas que, según dijo, reducirían tales riesgos y prometió una mayor transparencia cuando ocurran asesinatos no intencionales.
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