MEXICO.- El anuncio de incentivos, subsidios y estrategias para traer a Norteamérica la fabricación de chips —los cerebros que permiten el funcionamiento de computadoras, teléfonos inteligentes, videojuegos, electrodomésticos, y automóviles entre miles de dispositivos— tomó a México a medio camino como uno de los países clave en la apuesta de Estados Unidos para depender menos de Asia.
“Nos estamos preparando”, dijo la secretaria mexicana de Economía, Tatiana Cloutier tras la visita de la secretaria de Comercio de EEUU, Gina Raimondo, a mediados de este mes.
Raimondo fue parte de una delegación que visitó al gobierno de su socio comercial y vecino del sur con el objetivo de incentivar la inversión en el jugoso negocio de los chips después de la época dura de la pandemia. En sus encuentros, alertó de que hay un buen tajo de dinero de subsidios aprobados por Biden que indirectamente pueden ayudar a México.
Esto se deriva de la ley de Chips and Science Act que busca que los semiconductores se produzcan en América del Norte e inyectó para ello un fondo de 52,700 millones de dólares para el desarrollo de capacidades manufactureras, investigación y desarrollo y capital humano.
A esto se le suman 11,000 millones de dólares para investigación avanzada y 2,000 millones más para el desarrollo de semiconductores con aplicaciones militares.
“Todas las empresas de semiconductores ya nos han comentado que al construir nuevas fábricas en Estados Unidos les gustaría que el resto de la cadena de suministro estuviera en América del Norte. Así que queremos explorar con ustedes cómo podemos alinear nuestras políticas para maximizar toda esa cadena de suministro”, sacudió.
Hasta ese momento México había participado con una tajada menor en la fabricación mundial de los chips (alrededor del 11.6%, según cifras del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática), con un valor de exportación de aproximadamente 360 millones de dólares de exportaciones, principalmente hacia Estados Unidos.
La la ley de Chips and Science Act elevó las expectativas y los retos para México pero también tiene como competencia a Costa Rica, donde se ha desarrollado una cadena de valor, Europa, Ohio y Arizona.
La secretaria Cloutier reconoció que, por ahora, México podría solamente asumir la parte la cadenas de suministro que corresponde al ensamble, el empaque y las obleas: esto es, la segunda etapa; para la primera, EEUU y Canadá están más preparados.
Al respecto, David Somo, vicepresidente senior de la compañía global ON Semiconductor con 25 años de experiencia en el mercado observó que tratar de reconstruir toda la cadena de suministro desde el principio hasta el final en un solo lugar no es posible. “Sería prohibitivamente caro”.
En la primera etapa los circuitos se graban en el silicio y se construye sobre su superficie mediante una serie de complicados procesos químicos. “México no compite para realizar la primera parte del semiconductor, pero sí las siguientes, por eso creemos que Estados Unidos va a apostar para atraer esa primera fase a su territorio porque es intensiva en capital y en energía eléctrica”, dijo.
Además, “en México no hay una política fiscal atractiva que permita deducir las inversiones en maquinarias costosas y el costo de energía eléctrica es alto, pero tenemos un bajo costo de mano de obra que puede intervenir en la segunda fase”.
La segunda fase arranca cuando las obleas o láminas salen de las fábricas con cientos o incluso miles de chips del tamaño de una uña en cada disco y hay que cortarlos en piezas individuales y meterlas en un paquete, colocar cada chip en un ‘marco de plomo’ y soldarlo a una placa de circuito. A continuación, todo el conjunto se empaqueta en una caja de resina para protegerlo.
Este proceso requiere mucha mano de obra, por lo que las empresas de chips lo subcontrataron hace décadas a países como Taiwán, Malasia, Filipinas y China, pero tras la pandemia, las amenazas de China a Taiwan y las presiones económicas han obligado a EEUU a voltear a ver a su vecino.
El vecino
Los únicos estados que hasta ahora han desarrollado una infraestructura y apostado por una mano de obra calificada para afrontar la demanda de chips son Baja California y Jalisco. Recientemente el gobierno de Baja California anunció que “por lo menos un centenar de empresas en EEUU” han tocado sus puertas para trasladar procesos de elaboración de chips.
Jalisco no se ha pronunciado al respecto pero hasta ahora representa el 54% de las exportaciones de estos componentes en todo el país. En Nuevo León, un estado que ha aprovechado durante décadas su cercanía con EEUU, el interés en el tema apenas cobró vuelo en días pasados con una delegación del estado que visitó a las empresas interesadas como Intel.
“Es difícil que en el corto plazo venga a Nuevo León una fábrica de semiconductores, pero sí sus proveedores, hay que empezar poco a poco, con su cadena de valor”, reconoció Iván Rivas, secretario local de Economía.
La secretaria Cloutier dijo en días pasados que se podrían construir fábricas en estados del sur del país para impulsar la producción de semiconductores (chips), pues la zona dispone del agua que tanto se necesita en esa industria.
Pero más allá de la zona geográfica, analistas académicos llaman la atención sobre la falta de mano de obra calificada. En Jalisco, por ejemplo, existe una demanda de alrededor de 5,000 ingenieros en electrónica, la especialidad más adecuada para la industria de semiconductores, independientemente del personal de ensamble. Según la Cámara de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnología de la Información, Jalisco cerrará este año con una demanda de 18,000 nuevos puestos de ingenieros de otro tipo.
Sin embargo, son pocos los que egresan de la carrera: según la ANUIES, en el estado egresarán este año de las universidades sólo 4,700 ingenieros y será hasta el año siguiente que se integrará la materia especializada en el diseño de circuitos integrados de chips.
“Vemos el futuro lleno de oportunidades, pero todo empieza con el talento”, menciona Jesús Palomino, catedrático del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.
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