Durante casi tres años, Carlos Ortez de 60 años se había escapado de contagiarse de covid-19 gracias al consumo de una variedad de tés de diferentes hierbas, jugo de sábila, polén de abeja, ejercicio, descanso, alimentación y pensamientos positivos.
Sin embargo, pese a todos sus cuidados, en diciembre, el virus de covid lo alcanzó y lo obligó a cerrar por varios días su restaurante de comida vegana “Un Solo Sol” en el tradicional barrio de Boyle Heights de Los Ángeles.
Carlos no es el único que rechaza la vacuna. Muchos hispanos se resisten a vacunarse por razones que principalmente se centran en el miedo a que la vacuna los haga adquirir una enfermedad mayor y morir, pero los expertos aseguran que estos argumentos son producto de la desinformación.
“Me desmayé en el negocio a raíz de un dolor intenso en la espalda baja por más de dos días. Me hicieron todos los chequeos en emergencias y no encontraron nada, pero no me dieron la prueba de covid y me mandaron a casa cuatro horas después”, dice Carlos.
Pero al seguir los malestares, se hizo la prueba de covid y salió positiva.
“Esa era la razón del intenso dolor. Fuera de la debilidad generalizada por luchar contra el virus, no presenté afección en la garganta ni en los pulmones. La batalla la libré en el área del intestino grueso y los riñones con estreñimiento”.
Pero aún con todo por lo que pasó, el restaurantero dice que no se arrepiente de no haberse vacunado contra el virus, y que no lo hará por ningún motivo.
“Dentro del naturismo creemos en el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico al mantener el cuerpo lo más cerca posible del balance con la naturaleza en mente, cuerpo y alma”, sostiene Carlos de origen salvadoreño.
De acuerdo al Departamento de Salud Pública de California, el 74% de los latinos en el rango de edad de Carlos, entre los 50 y 64 años, se han puesto la serie de dos vacunas contra covid; pero los número bajan a 65% cuando a la dosis primaria, se le incluye el refuerzo; y solo el 21% se ha puesto el refuerzo bivalente, que es la vacuna más reciente.
Aún con la experiencia vivida de 14 días con el virus activo en su cuerpo, Carlos se mantiene firme en su rechazo a las vacunas.
“No me pondré nunca una vacuna. Los que promueven las vacunas y el sistema médico en general descalifican todas las teorías conspirativas llamándoles así, y tratan de apagar la opinión de la gente que señala que realmente existen problemas”.
Cita el caso de tres conocidos. “Una persona que fue mi cocinera, después de 4 vacunas, le resultó hígado graso. Claro ella ya tenía otras condiciones de salud y tomaba medicamentos”.
Luego menciona el caso de una persona de alrededor de 40 años, que murió de un ataque cardíaco después de vacunarse. “Es verdad que él usaba drogas”.
Y también habló de un amigo de su edad, con una condición médica en las plaquetas, quien ha tomado medicamentos por varias décadas para su mal, pero quien tras ponerse la vacuna de covid, se le desarrollaron coágulos en los brazos.
“Se tuvo que ir al hospital para evitar un problema mayor”.
Carlos reconoce que si bien estas tres personas tenían un problema de inmunidad, asegura que la vacuna agravó su estado de salud.
“La vacuna fue la gota que derramó el vaso. Y no estoy ridiculizando las vacunas. Todos mis hijos se las han puesto. No es de mi agrado que lo hayan hecho, pero respeto. Allá ellos. A mi me pusieron todas las vacunas de niño, y estoy seguro que me causaron estragos en el hígado”.
Y agrega que es a través de las enfermeras que él se ha enterado de las reacciones diarias que provocan las vacunas. “En los hospitales prohíben que se hable y se especule del tema; y a los médicos los tienen bajo control”.
A la mayoría le va bien
El doctor Ilan Shapiro, corresponsal jefe de salud y oficial de asuntos médicos en AltaMed Health Services, afirma que la parte natural como la que sigue Carlos, dice que ha ayudado a la medicina por miles de años, sobre todo a sobrevivir y avanzar.
“Pero aún los opioides que eran naturales pueden traer un efecto secundario”.
El médico subraya que debemos tomar en cuenta que además de lo natural, tenemos la tecnología que beneficia a la humanidad como los antibióticos.
“No es una tecnología perfecta. Va a traer efectos secundarios, pero ya hemos vacunado a más de la mitad del mundo, y a la mayoría de la gente le ha ido bien y se han disminuido las hospitalizaciones por covid prolongado”.
Menciona que cuando se ha presentado un problema con la vacuna, hay que ver qué problemas se generaron.
“Definitivamente se vale tener dudas y preguntas sobre la vacuna, pero ya no estamos en 2021. En 2023, ya disponemos de mucha información con números no solo de Estados Unidos sino del mundo entero; y ya sabemos bien cómo están funcionando. Las dudas que teníamos antes, ya no están hoy o quedan menos”.
El doctor Shapiro sin duda considera que todo tiene un beneficio y un riesgo.
“En el este de Los Ángeles, que fue uno de los lugares epicentro de covid, definitivamente las vacunas han funcionado”.
Y resume diciendo que las vacunas están ahí para todos.
“La ciencia y los números están ahí. Las vacunas están disponibles para todos y cada quien escoge lo que cree que es más importante”.
En su caso personal, dice que fue de los primeros en ser vacunado, y sostiene que se volverá a vacunar cuantas veces sea necesario, porque lo protege de covid.
No cree en la vacuna
A pesar de que Marisa L. Garrido ha tenido dos veces covid, la primera vez en el 2020, y la segunda en enero de 2021 por la variante Omicron, nunca se ha querido aplicar la vacuna contra covid.
“Es una proteína que va por todo el cuerpo y altera el ADN; y si tienes precondiciones médicas, te puede provocar como efectos secundarios una trombosis, un ataque cardíaco o algún otro problema grave de salud. Yo tengo los glóbulos blancos elevados, así que mejor no me arriesgo”.
Marisa trabaja medio tiempo como maestra de clases para después de la escuela, y dice que ha sido una bendición que no le pidan las vacunas porque es una empresa privada.
Pero aún no puede creer que sea un requisito para obtener ciertos empleos. “Solicité un trabajo para atención al cliente en una línea aérea en el aeropuerto, pero temo que no me acepten por no estar vacunada, y no sé si me reconozcan la carta de exención religiosa para no vacunarme”.
La desinformación es contagiosa
Para los expertos, la desinformación viral sobre las vacunas de covid-19 y algunos otros temas de salud pública es contagiosa y peligrosa porque se propagan como un virus y llevan a la gente a tomar decisiones pobres que los pone en riesgo.
Cameron Hickey, presidente de la Conferencia Nacional sobre Ciudadanía (NCoC) y experto en desinformación y su impacto en la democracia, dijo que la mala información viral es contagiosa y peligrosa.
“En algunos casos, es tan problemática como algunos de los virus actuales y eso puede instigar a la gente a tomar decisiones pobres que pueden poner su salud en riesgo”.
De hecho, señaló que cuando la pandemia emergió en 2020, la Organización Mundial de la Salud hizo notar que estábamos experimentando un esparcimiento masivo de desinformación.
“Rumores, mentiras y malentendidos similares a los virus, porque son contagiosos ya que pasan de una persona a otra, evolucionan y mutan”.
Dijo que es realmente importante encararlos para mitigar su impacto.
“Algunas veces llamamos a estos mensajes, desinformación, rumores y conspiraciones. Cualquiera de estas formas son engañosas y es necesario atenderlas”.