CIUDAD DE MÉXICO- En los últimos meses México evolucionó a un campo que, hasta hace poco, consideraba imposible: la fabricación de aviones 100% mexicanos, desde las piezas hasta el armado, la ingeniera, el talento e, inclusive, la venta y así se presentará ante el mundo en uno de los momentos más especiales para la industria aeronáutica nacional.
“Hay empresas que están considerando y están haciendo su doble diligencia y estudio de selección de sitio para quedarse en México”, reconoció Luis Lizcano, presidente Ejecutivo el directivo de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA).
México será sede de la Feria Internacional de Tecnología y Manufactura que se realizará del 20 al 22 de junio de 2023 en el Centro Citibanamex de la Ciudad de México, y llegará con su Halcón II, una aeronave de la empresa Horizontec, con sede en Guanajuato y creada por los socios Giovanni Angelucci y Eduardo Carrasco.
Las empresas del país han tenido la inquietud desde el siglo pasado de ser fabricantes de aviones. Una de las primeras industrias nacionales de construcción de aeronaves fue en Tijuana con la Compañía de Construcciones y Transportes, S. A.
En menos de un año de operaciones (entre 1927 y 1928) se construyeron tres aviones: Baja California I, II y III, pero dos de ellos fracasaron estrepitosamente al estrellarse sin ninguna trascendencia; en cambio, el Avión Baja California II, tuvo un record nacional e internacional al salir de la Laguna Salada con rumbo a la Ciudad de México, sin escalas.
El vuelo duró 15 horas piloteado por el coronel Roberto Fierro, a quien recibió el entonces presidente de la República Plutarco Elías Calles, en el Aeródromo de Balbuena. Hubo hurras y algarabío.
Este éxito particular fue consecuencia de un periodo considerado como la primera “época de oro” de la aviación mexicana (entre 1910 y la década de 1920) e incluyó el traslado del primer correo aéreo en México, en 1917; las primeras maniobras acrobáticas, en 1918; y los vuelos de larga distancia sin escalas México-Washington, Cuba y Centroamérica en 1928.
Posteriormente el país cayó en la pasividad y se centró sólo en administrar las naves de importación y en diversos intentos de crear instituciones del Estado para impulsar la aeronáutica, pero cayeron uno tras otro por la falta de dinero y la voluntad política hasta que en el 2002 se volvió a empujar en serio y más aún por las empresas particulares.
Empujadas por el libre comercio en Norteamérica, empresas estadounidenses y de otros países comenzaron a invertir en estados que ofrecieron condiciones para instalar fábricas de partes para los aviones que poco a poco se convirtieron en clústers.
De acuerdo con el Departamento de Comercio de Estados Unidos, la industria aeroespacial mexicana tiene cinco centros principales, situados en los estados de Baja California (Tijuana-Mexicali), Sonora, Chihuahua, Querétaro y Nuevo León.
Ahí se mudaron Learjet 85 que fabrica jets de negocios para uso civil y militar. Messier-Dowty, especializada en trenes de aterrizaje; Snecma, que Fabrica componentes para el tren de aterrizaje de Airbus A320 y A330 y aviones de pasajeros Boeing 737, entre otros.
¿Epoca de oro 2?
El reto de esta apuesta en México incluyó la formación de estudiantes especializados. Al principio, solo podía hacerse la carrera de ingeniería en Aeronática en el Instituto Politécnico Nacional; actualmente hay siete universidades más.
Entre ellas, las públicas en Nuevo León, Ciudad Juárez, Sonora, Baja California, en la UNAM y en Quérétaro, además de la Universidad Marista, de Jalisco y la Popular, ambas privadas.
La evolución ha sido rápida. En días pasados, Lizcano, director de FEMIA, informó que 15 fabricantes de partes de aviones, aeronaves y helicópteros de Estados Unidos y Europa buscan ampliar sus operaciones en México o llegar al país para a invertir en líneas de producción.
En medio del distanciamiento político y económico estadounidense de China, los ojos están en México y aquí se ha formado talento sistemáticamente. En 2015, Jorge Ortega, directivo de la UAQ todavía declaró a este diario que sería “muy difícil que se lograra pronto un avión totalmente hecho en México”. Ocho años después, el Halcon II llegó con todo.
Su creación requirió conocimientos en diseño, bosquejos del avión, planos, análisis aerodinámico, la revisión y estudio del proyecto hasta determinar que realmente era factible fabricarlo y una inversión de millones de dólares.
La estructura de una aeronave es un sistema ligero formado por armazones circulares, largueros lineales y paneles de revestimiento, ya sean mecanizados o formados con chapa metálica. Cada componente estructural debe fabricarse y ensamblarse con precisión.
La aeronave está catalogada la categoría ligera-deportiva de solo 300 kilogramos de peso fue un trabajo de ingenieros egresados de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del Instituto Politécnico Nacional con el capital del empresario Giovanni Angelucci que puede transportar a dos personas y recorre hasta mil kilómetros.
Aún no es un avión de carga o pasajeros, pero para allá van. De acuerdo con sus inventores, Halcón II se enfoca para utilizarse en escuelas de vuelo en México ante la demanda de pilotos que se requerirán en los próximos años porque “a la vuelta de la esquina ya están los autos voladores”.
También creen que el Halcón II tendrá mucho éxito como un transporte rápido, seguro para dos pasajeros que requieren de autonomía o para la vigilancia aérea de un terreno, inspección de cables de alta tensión, ductos de hidrocarburos y vías férreas.
Giovanni Angelucci Carrasco, director general de Horizontec, comentó que con esta apuesta México recuperará el tiempo en que se dejaron de hacer aviones (casi 50 años). Para finales de 2023 esperan tener una primera producción de 25 aeronaves “y para 2024, aumentarán a 50.
Por el momento han firmado un convenio de compra-venta con la escuela de aviación “Aire”, para 10 aviones y también hay intensiones de algunos gobiernos estatales en invertir.
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