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La mayoría de los árboles de Navidad naturales son descartados en la basura, donde se descomponen generando contaminación, pero una nueva investigación sugiere que podrían ser usados para crear biocombustibles.
Una estudio de la Universidad de Sheffield y la Universidad de Valladolid ha descubierto que las agujas de pino de los árboles de Navidad desechados podrían convertirse en combustibles renovables y nuevos productos.
Los millones de pinos descartados cada año en todo el mundo, de acuerdo con la investigación, podrían usarse para producir combustibles renovables y productos químicos de valor añadido, como los conservantes utilizados en agricultura, utilizando únicamente agua como disolvente.
Cifras de las asociaciones de árboles de Navidad en EE.UU., indican que para la temporada navideña se venden cada año cerca de 40 millones de árboles, de los cuales 27 millones son naturales, la mayoría de los cuales terminan en la basura.
Una vez en el vertedero, cada árbol liberará 16 kg de gases de efecto invernadero a medida que se descompone, produciendo gas metano, que es 25 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2), explican los investigadores.
El proceso
Para evitar esto, los científicos desarrollaron un proceso para convertir las agujas de los pinos descartados en ácido fórmico, un material usado en pilas de combustible para almacenar y transportar hidrógeno, así como en conservante de alimentos, agente antibacteriano en la alimentación del ganado y en la fabricación de cuero y caucho.
El proceso consiste en reaccionar el dióxido de carbono con agujas de pino y agua a altas temperaturas para finalmente obtener el ácido fórmico.
“Descubrimos que, en lugar de reaccionar el metal y el dióxido de carbono, podíamos hacer reaccionar el dióxido de carbono con agujas de pino y agua a altas temperaturas y una fracción de las agujas de pino se convertía en el mismo producto que el CO2”, declaró María Andérez-Fernández, estudiante de doctorado de la Universidad de Valladolid y autora de la investigación.
El estudio sostiene que si las agujas de pino se recogieran después de Navidad y se procesaran de este modo, los productos químicos podrían utilizarse para sustituir a otros menos sostenibles que se emplean actualmente en la industria.
Esto podría reducir la huella de carbono al disminuir el uso de árboles de Navidad artificiales de plástico, reducir la cantidad de residuos de biomasa que van a parar a los vertederos y ahorrar toneladas de gases de efecto invernadero, liberados actualmente cada año por los árboles de Navidad depositados en vertederos.
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