Fiona Ma comenzó a ayudar al Colaborativo Unido para la Paz, una organización principalmente de jóvenes voluntarios asiáticos que recorre los barrios chinos y vecindarios de otras minorías étnicas para prevenir acoso por diferencias raciales en negocios y el transporte público.
Ma dijo que desde hace dos años apoya al grupo que decidió intervenir en nombre de la paz debido a una ola de actos racistas o crímenes de odio que surgió cuando arreció la pandemia y no se ha detenido.
“Ha sido devastador”, dijo Ma, californiana de primera generación, hija de inmigrantes chinos y actual tesorera estatal de California.
“Desde la pandemia teníamos que cuidar a nuestros ancianos para que permanecieran en casa y no se contagiaran de Covid 19, y luego para que ellos y sus hogares no fueran blanco de agresiones porque se les culpaba de la pandemia” sin ninguna prueba.
Ma es la primera mujer de color que ocupa el cargo de tesorera estatal, una posición que supervisa anualmente transacciones por más de dos billones de dólares (en español, no trillones en inglés).
Pero, por su ascendencia china, la funcionaria tiene que preocuparse tanto de las transacciones de la cuarta economía mundial, California, como del persistente acoso a pequeños negocios familiares orientales y de otros grupos étnicos.
“Persiste la violencia física contra nuestros ancianos en las calles, los adolescentes que roban artículos en nuestros comercios, asegurándose de que no llegan al valor límite que les enfrentaría a cargos” por robo, $950 de acuerdo con el código penal estatal.
Ma dijo que el impacto del racismo a los comercios de minorías es diverso; “los propietarios son víctimas, los agresores acosan a sus clientes y los ahuyentan, por el temor a ser blanco de las mismas agresiones”.
El mismo ambiente, de acuerdo con la tesorera, ha estado presente ya por más de dos años, y ha sido devastador para las pequeñas y medianas empresas de minorías.
La funcionaria dio sus declaraciones en una reunión de la Alianza para Actuar Contra el Odio, una iniciativa estatal que se ha enfocado principalmente en el condado de Los Ángeles.
La Comisión de Relaciones Humanas del Condado de Los Ángeles emitió recientemente su informe anual que documenta un aumento del 23 por ciento en los delitos motivados por el odio en el condado en el 2021con respecto al año anterior 2020.
Si bien el informe oficial señaló que los delitos de odio asiáticos registraron una vez más el mayor aumento porcentual, “la cobertura de noticias locales solo dio una referencia superficial, sin el aumento porcentual dramático para la comunidad asiática”, dijo Mei Mei Huff, la co directora de la alianza.
“Los crímenes de odio nos afectan a todos, a unos más que a otros”, dijo Huff, “y una implicación importante de todo el crecimiento de los delitos de odio es la vitalidad económica del estado, ya que el miedo a ser víctimas puede afectar a las empresas al convertirlas en objetivos o al mantener alejados a los clientes por temor a ser atacados”.
El fundador de la alianza, el ex líder de la minoría republicana en el senado de California, Bob Huff, explicó que las dimensiones del racismo son mayores que las que mencionan las estadísticas y las que pueden cubrir los medios de comunicación.
“Las estadísticas que tiene el Departamento de Justicia son del 2020, son antiguas, y muchos de los delitos de odio quedan sin reportarse, y, de los que se reportan, no todos terminan en juicios” por tanto no pasan a integrarse a las cifras del departamento.
Por su parte “la Oficina de Investigaciones Federales (FBI) tiene estadísticas terminada del 2021, pero su reporte integra a 11,000 de las 18,000 jurisdicciones en el país”, dijo el ex senador.
La alianza destacó que el impacto de los delitos de odio sobre los comercios de minorías étnicas tiene similitud con el impacto que puede tener el terrorismo, por las pérdidas por miedo que genera.
Esa idea de impacto demoledor del racismo, que se compara con el terrorismo es del académico Adam Rose, investigador de la escuela de política pública de la Universidad del Sur de California (USC), pero dijo que encuentra el mismo espíritu de resistencia que ha visto en actos de terrorismo.
“Esencialmente, la gente de Nueva York les mostró a los terroristas que iban a volver a la normalidad y volver a hacer negocios como siempre; eso tuvo un gran efecto en la reducción de pérdidas y la lucha contra el terrorismo después del ataque” del 2001, y puede aplicarse ante la ola de racismo que surgió con la pandemia, explicó.