Pocas veces una obra académica ha causado tanta polémica en Florida como lo hizo el último libro de la socióloga estadounidense Susan Eckstein.
Eckstein (1942) es profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de Boston, especializada en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
En entrevista con BBC Mundo, la académica asegura que investigó durante seis años para escribir su obra Cuban Privilege: The Making of Immigrant Inequality in America (“El privilegio cubano: la formación de la desigualdad migratoria en EE.UU.”, Cambridge University Press, 2022).
El libro analiza la evolución de los derechos y beneficios de los que desde 1959 -año del triunfo de la Revolución de Fidel Castro- disfrutan por ley los cubanos llegados a EE.UU. a diferencia de los inmigrantes de otros países de América Latina y el Caribe.
Cuando Eckstein llegó a Miami para presentar este libro, sectores de derecha de la diáspora cubana le declararon la guerra, obligando a suspender una de sus charlas en una librería por preocupaciones de seguridad.
Decenas de personas llevaron a cabo una protesta frente a la Universidad Internacional de Florida (FIU), donde tuvo lugar la charla principal sobre la obra.
El evento, además, se desarrolló en un ambiente hostil, con constantes acusaciones a Eckstein de complicidad con el régimen cubano.
¿Esperaba esa reacción?
Para nada. Me tomó totalmente por sorpresa.
Solo soy una académica; estoy acostumbrada a hablar con otros académicos y nadie más presta atención a lo que escribimos. Había dado charlas sobre este libro en todo el país y algunos mostraban interés, otros criticaban… todo en un ambiente cordial.
Pero cuando vine a Miami un político local escribió un tuit viral diciendo que estoy llena de odio, que soy una provocadora y anticubana, cosas que no soy. Luego reconoció que no había leído el libro, pero igual, se formó ese torbellino que no esperaba.
¿Por qué dedica un libro a este tema?
Estudio a Cuba desde hace muchos años, escribí varios libros y el siguiente paso natural fue tratar de entender la política migratoria estadounidense hacia Cuba, que ha contribuido a la inmigración y al devenir de la isla después de la Revolución.
Además, me intrigaban los privilegios que solo tienen los cubanos, que son únicos y obtenidos lo largo de los años.
En su obra compara a migrantes cubanos y haitianos.
Me interesaba el tratamiento diferente de Washington a ambos, que viven en dos islas vecinas. A los haitianos se los deporta, mientras los cubanos reciben estatus especial de refugiados.
Es difícil sostener que los cubanos merezcan más que los haitianos. Haití es el país más pobre del hemisferio, hay mucha violencia y básicamente ahora carece de Estado. Que los cubanos tuvieran esos privilegios, y los haitianos no, sugiere que no es simplemente un tema de justicia.
¿Qué es el “privilegio cubano”?
Se refiere a los derechos o beneficios que EE.UU. ha concedido a Cuba a lo largo de los años. Estos privilegios han sido políticos, económicos y sociales. El término trata de definir esta situación única para los cubanos.
¿Cómo comenzó?
Como una historia de la Guerra Fría. El presidente Eisenhower (1953-61) no puede tolerar una revolución a 90 millas de su territorio y comienza a recibir a cubanos asumiendo que van a volver a Cuba. Las autoridades tratan de capacitarlos para la invasión de Bahía de Cochinos (1961).
Cuando esta fracasa, se quedan y consiguen más beneficios especiales bajo el programa de refugiados más generoso de la historia de EE.UU., desde estudios universitarios gratuitos hasta formación profesional o colocación laboral, que excluyen a inmigrantes de otros países.
Si eras cubano, solo con venir a EE.UU. ya adquirías el estatus de refugiado.
¿Por qué esos beneficios?
El objetivo era intentar derrocar el régimen de Castro. Primero, privar a Cuba de su mejor y más brillante capital humano para que no sobreviviera. Esto falló, porque el régimen capacitó a un nuevo grupo de personas.
Además, aquellos formados en EE.UU. serían buenos candidatos -y con una posición política favorable a Washington.- para regresar y dirigir Cuba tras la supuesta caída de Castro.
¿Y cómo fue evolucionando el “privilegio”?
John F. Kennedy (1961-63) expandió masivamente el programa de refugiados. Luego, Lyndon B. Johnson (1963-69) aprobó la Ley de Ajuste Cubano de 1966 que permite a cualquier cubano en EE.UU. obtener estatus legal permanente y la ciudadanía estadounidense. Esta ley fue la más determinante y sigue vigente hoy.
Otro cambio importante fue con el presidente Clinton (1993-2001), que comenzó a repatriar a los migrantes cubanos interceptados en el mar bajo la ley conocida como “Pies Secos, Pies Mojados”. Hasta entonces los rescataban y los acogían en Estados Unidos.
En su libro usted mantiene que la mayoría de migrantes cubanos que se instalan en EE.UU. como refugiados en realidad no lo son.
En realidad no son refugiados. De hecho, tras la revolución Cuba no dejaba salir a sus presos políticos, así que era muy difícil para las verdaderas víctimas del régimen de Castro conseguir asilo fuera del país.
Los que venían lo hacían por lo general para una reunificación familiar, algo que para migrantes de otros países era mucho más difícil de lograr.
Volvamos a la polémica sobre su libro. Algunos activistas en Miami la acusan de simpatizar con el gobierno cubano.
Eso es completamente irrelevante para mi libro. Este libro no es sobre Cuba, sino sobre la política migratoria de EE.UU., y punto. Es un comentario cuyo único objetivo es difamarme.
Me han criticado por decir que los migrantes cubanos no son realmente refugiados. He leído la definición de la ONU de qué es un refugiado y también he leído cómo, a lo largo de los años, EE.UU. ha cambiado su criterio sobre el estatus de refugiado exclusivamente para los cubanos.
Yo escribo lo que sucede, no es mi visión personal. Mi libro no es un manifiesto sino una obra académica a la que he dedicado 6 años de investigación.
Sus críticos argumentan que no se puede comparar a los cubanos con personas de otros países de la región porque, a diferencia de estas, llevan más de 60 años viviendo bajo una dictadura que coarta las oportunidades económicas y políticas. ¿Qué responde a eso?
No intento justificar las políticas del gobierno cubano, pero Cuba no es el único país que sufre un régimen represivo, y aun así los cubanos poseen privilegios que nadie más tiene.
Yo soy más partidaria de extender esos derechos a otros inmigrantes que de eliminarlos para los cubanos. Ellos reciben esos beneficios y devuelven un aporte a la sociedad, ¿verdad? Pues no otorgues beneficios solo a los cubanos. No es justo para los demás.
Otro dardo que le lanzan: a diferencia de otros países, Cuba penaliza las salidas ilegales y, especialmente en otros tiempos, reprimía o marginaba a quienes regresaban tras haber huido. ¿No es motivo suficiente para considerarlos a todos refugiados?
No creo que este argumento se sostenga a día de hoy. Hace décadas podía ser válido, pero ya no. La política cubana hacia quienes se van ha variado con el tiempo.
Cuando sube la tensión política el gobierno incluso permite de forma velada que la gente se vaya. Esto sucedió en la crisis del Mariel de 1980 y vemos cómo está sucediendo ahora también.
Usted afirma que, en cierto momento, la política exterior pasó a un segundo plano y la política interna en EE.UU. pasó a ser el motor del privilegio cubano ¿Cómo ocurrió esto?
Al final de la Guerra Fría la política exterior dejó de ser un argumento para privilegiar a los cubanos. Los beneficios anteriores ayudaron a los cubanos a adquirir educación, riqueza y derechos políticos.
Y la comunidad se concentró en Florida, que ganó mucha importancia en la política de EE.UU. al convertirse en el tercer estado más decisivo en las elecciones.
Republicanos y demócratas consideran clave ganar Florida para llegar al poder y para eso necesitan el voto de los cubanos, a quienes tratan de atraer otorgando más y más beneficios a su comunidad.
¿Cómo ha influido el “privilegio cubano” en EE.UU.?
Aunque el objetivo inicial de las medidas no se cumplió, Florida y Miami en particular se beneficiaron de las capacidades que trajeron los cubanos.
Entre otras cosas, han ayudado a que Miami pasara de ser una pequeña ciudad a una importante metrópolis global.
Por otro lado, los afroestadounidenses locales sufrieron en el proceso, porque los cubanos recibían trato de favor en el mundo académico y laboral. No fue intencional, pero parte del privilegio cubano fue a costa de los estadounidenses nativos y, en particular, de los afroestadounidenses.
¿Y en Cuba?
Sobre todo ha contribuido a que Cuba pierda mucho capital humano, al favorecer la emigración.
Hoy mucha gente quiere salir del país. Y me pregunto qué va a ser de Cuba; si el país va a seguir siendo un desastre como es hoy, al carecer de recursos humanos capacitados para generar riqueza.
En el último año más de 250.000 cubanos han huido a EE.UU., un récord histórico. ¿Cómo ha influido el “privilegio cubano” en este éxodo?
En su última semana en el cargo, Barack Obama (2009-2017) puso fin a los derechos de entrada exclusivos de los cubanos bajo libertad transitoria, por lo que los migrantes de la isla comenzaron a recurrir a una nueva vía: presentar solicitudes de asilo.
Como los casos de asilo suelen tardar años en resolverse, después de un año los cubanos hacían uso de la Ley de Ajuste Cubano para convertirse en residentes permanentes legales.
Recientemente el presidente Biden extendió a dos años el derecho de entrada en libertad transitoria a venezolanos, haitianos, nicaragüenses y cubanos, pero solo estos últimos pueden, al año, recurrir a la Ley de Ajuste Cubano para consolidar sus derechos a largo plazo en Estados Unidos.
Y además, una vez en EE.UU., solo los cubanos califican para recibir beneficios de asistencia social.
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