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A finales del 2021, la DEA ideó un plan que llevó a la agencia a obtener información sustancial para sumar cargos contra al menos 28 miembros del Cártel de Sinaloa, incluido los cuatro “Chapitos”.
Dicha acción, que logró concretarse en 2022 y duró casi año y medio, contradice la postura que el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las acciones de la agencia en México.
“Desde luego, en el concierto de las naciones, tenemos que ayudarnos mutuamente, pero no someternos y menos a estrategias fallidas”, dijo AMLO en su conferencia de prensa a medidos de marzo del 2023. “¿Cómo le vamos a dejar a la DEA el manejo de la seguridad en México si han demostrado que no pueden, ¿o ha habido buenos resultados en Estados Unidos?”.
En el mismo periodo en que la DEA habría infiltrado a agentes en el Cártel de Sinaloa, como presume, esa misma agencia retiraba como director en México a Nicholas Palmeri, debido a sus conexiones con abogados de narcotraficantes en Miami.
La Administradora de la DEA, Anne Milgram, no ha dicho mucho sobre Palmeri, pero ha expresado su descontento por la posición de López Obrador con respeto a los agentes desplegados en México y la lucha contra el narcotráfico.
Milgram también ha insistido en que en México sí se produce el fentanilo, a pesar de que el traslado de esa droga desde China llega directamente a EE.UU. y Canadá, para luego ser enviada a México para la producción de pastillas, como la misma agencia lo ha documentado desde antes de 2017.
El pasado jueves, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana en México, Rosa Icela Rodríguez, dejó en claro en la Casa Blanca: “México no produce precursores del fentanilo”, en referencia a las importaciones a ese país sobre las cuales los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) toman ventaja.
Si bien las nuevas acusaciones contra los miembros del Cártel de Sinaloa, incluidos los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, son un paso importante en la lucha contra el narcotráfico, su detención y extradición podrían complicarse si el Gobierno de López Obrador pone sobre la mesa que la DEA le habría jugado “chueco”, como se dice en México.
“Durante el último año y medio, la DEA se infiltró proactivamente en el Cártel de Sinaloa y la red Chapitos, obtuvo un acceso sin precedentes a los niveles más altos de la organización y los siguió por todo el mundo”, afirmó Milgram. “Estoy agradecida con los hombres y mujeres de la DEA por su trabajo excepcional en este caso, que es el comienzo de nuestro trabajo como ‘One DEA’ para desmantelar cada parte de los cárteles criminales que están matando estadounidenses a un ritmo récord”.
Destaca que en las acusaciones contra los 28 miembros del Cártel de Sinaloa no haya un solo operador en los Estados Unidos, descontando que el fentanilo se distribuye con redes complejas en ese país, bajo empresas legalmente establecidas y obteniendo dinero prácticamente limpio, motivo por el cual la Administración Biden lanzó un plan contra el fentanilo con un enfoque en redes empresariales legalmente establecidas.
La desesperación en EE.UU. contra el fentanilo vuelve a poner a debate la importancia de la colaboración entre naciones sobre el crimen organizado, principalmente cuando uno de los socios o aliados no es totalmente honesto con su contraparte en el despliegue de operativos, algo que si ocurriera en territorio estadounidense sería considerado como espionaje.
Si bien las acusaciones reveladas por el Departamento de Justicia contra operadores del Cártel de Sinaloa, el proceso para obtener la información puede revelar, una vez más, el desdén de las autoridades estadounidenses hacia sus aliados mexicanos, aunque públicamente y en reuniones bilaterales presuman una alianza inquebrantable.
